Intimidad vs Relación.
Cito en mi libro “ Y llamó Dios, el eterno, preguntándole: ¿Dónde estás?...
Y respondió: he oído tu voz en el huerto y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí…
Todos los humanos que desean disfrutar de una relación profunda buscan el modo de crear intimidad emocional con su pareja. La intimidad se compone entre otras cosas de una dosis de amistad y otra de confianza que nos ayudan a abrir la puerta hacia la natural sensación de sentirse en casa…
Quitarse la coraza emocional que protege la esencia de cada cual pero que también limita la libre expresión del cariño requiere paciencia y perseverancia, porque en cierto modo hombres y mujeres seguimos sintiendo confusión y contradicción a la hora de poner en práctica eso que se viene llamando inteligencia emocional.
Sentirse vulnerables sigue dando miedo, puede que lo disfracemos de otros términos más complejos e incluso es posible que dentro de nuestra maraña personal le pongamos cien caras que tranquilicen al ego, y acabemos creyendo que “ no hay quién comprenda a las mujeres” o “ todos los hombres son iguales”. Todo puede ser válido en tal de enmascarar ese miedo a desnudar el alma.
Para no llegar al punto de que la intimidad sea ese vacío que existe entre un “tú y un yo” es necesario un cambio de actitud que nos lleve a aprender a leer nuestros mapas emocionales y tener paciencia con nosotros mismos y con nuestra pareja. Una relación requiere de una actitud abierta, amorosa y sincera. Requiere ser honestos, darnos permiso para equivocarnos y para aprender a entendernos, a comunicarnos, a sentir, a compartir.
¿Cuándo dejaremos de lado el paradigma de que si me muestro tal cual soy, no seré el elegido?
¿Para cuándo dejaremos de pensar que no somos merecedores de amor?