Un amor tranquilo
Un amor tranquilo no es un amor sin mariposas en el estómago, un amor tranquilo tampoco significa instalarse en la controlada certidumbre de quien cree que nada más le puede suceder…
Un amor tranquilo no se parece a un amor gastado por los años, no acompaña de la mano a la negra sombra de la costumbre, no mira con nostalgia al vacío de un pasado que dejó el sentir dormido …
Un amor tranquilo se alimenta de risas cómplices a la luz de la luna y de besos mojados sin prisa por ser dados, porque comprende que el encuentro de unos labios no se nutre del tiempo físico, sino que
vive en la intensidad de un instante…
Un amor tranquilo conoce los días en que el sol juega a las escondidas, sin embargo se arriesga y juega con él sorprendiendo-le por detrás con un enorme abrazo…
Un amor tranquilo tiene sabor a sal y azúcar moreno…un amor tranquilo no necesita estar, porque es sin más, sin importar que paisajes se reflejan en sus ojos…
Un amor tranquilo puede estar repleto de silencios sí, silencios compartidos, de esos que no molestan y que dan paso a miradas pícaras con el rabillo del ojo simplemente por el puro placer de contemplar la mirada del otro…
Un amor tranquilo se construye día a día, paso a paso y a fuego lento porque la meta carece de sentido para él...
Pasión, Emoción, Ilusión, Ganas de ser…también forman parte de un amor tranquilo, porque un amor tranquilo nace de un corazón sosegado…
